Dirigidos por la columna de nube

Aportación de Thalía Castillo

En la ocasión anterior, estudiamos los capítulos del 35 al 39 del libro de Shemot donde se detallan los acontecimientos de la construcción de la Tienda de Reunión, vimos aspectos importantes que se estudiaron a profundidad en los capítulos del 25 al 31. Se vuelve a recalcar la importancia de la observancia del Shabat, día que constituye una señal entre el Eterno y su pueblo.  Por su parte el pueblo ofreció una terumá (ofrenda voluntaria), cada uno conforme se propuso en su corazón, entregaron lo mejor para el servicio al Todopoderoso, incluso dieron de más y Moshé quien era un varón íntegro mandó a suspender la recogida de las ofrendas, pues ya se tenía todo lo necesario; cada elemento del Mishkán fue realizado exactamente como el Eterno mandó. Aprendemos la importancia de entregarle al Eterno lo más excelente de nuestras vidas, brindándole tanto habilidades como dones y talentos para servirle y edificar al cuerpo del Mesías, pues hemos sido constituidos piedras vidas del verdadero Ojél Móed no hecho de manos, sino de almas obedientes y consagradas, lo que resta es perseverar y ser fieles hasta la venida de Yeshúa.

Orden para levantar y ungir el Mishkán. Éxodo 40:1-11

El Eterno ordenó a Moshé levantar el santuario el día primero del primer mes y así fue hecho, ese momento constituyó una ocasión muy especial, pues a partir de ahí comenzaría el servicio de Yisrael para su Poderoso, luego de entregar sus dones y talentos estaban listos para asumir este compromiso, al cual habían sido llamados desde el principio, a ser una nación de ministros y personas santas como se cita en Éxodo 19:5-6.  

5. Ahora pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi pacto, entonces vosotros seréis objeto de mi predilección entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra,6. y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que hablarás a los hijos de Israel.

Como discípulos del Mesías también tenemos este llamado a la consagración, y debemos ser un santuario dondequiera que nos encontremos, dando frutos de integridad, coherencia y santidad sobre todas las cosas, sin la cual nadie verá a Elohim, cada creyente ha sido convocado a un servicio en espíritu y verdad, que debe ser llevado a cabo diariamente, negándonos a nosotros mismos y cumpliendo los propósitos del Creador para nuestras vidas, quien nos ha trasladado de las tinieblas al reino de su amado hijo.

Cada elemento de la tienda luego de ser colocado en su lugar, fue ungido con el aceite de la santa unción, a partir de ese momento todo quedó consagrado, pasaron de ser objetos corrientes a cosas santas y apreciadas delante del Creador, y es precisamente esta la labor del Ruaj, pues quien es sellado con él ya no es llamado común o inmundo sino apartado para el Eterno, conocido por Él y dedicado como un utensilio para servirle.

1 Corintios 6:19-20

(1Co 6:19) ¿No sabéis que vuestro cuerpo es Santuario del Espíritu Santo que está en vosotros, el cual tenéis de Elohim, y que no sois vuestros?

(1Co 6:20) Porque fuisteis comprados por precio. Exaltad, por tanto, al Eterno en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu los cuales son de Elohim.

Orden para ungir a los ministros y el gran ministro. Éxodo 40:12-16

Aharon y sus hijos debían ser lavados con agua, aunque ya poseían el llamamiento tenían la necesidad de purificarse para entrar al santuario y posteriormente ser ungidos. Cuando conocemos al Mesías y creemos en su palabra somos llamados al servicio, pero para ello debe ocurrir una renovación de nuestro entendimiento y darle muerte al viejo hombre; nuestras vidas deben ser lavadas con la palabra del Eterno que es lámpara en nuestro camino y útil para enseñar, redargüir e instruir en justicia, a fin de que estemos preparados para toda buena obra. Además recibimos el Ruaj del Eterno quien nos guía a toda verdad, consagra y capacita para poner en acción la labor que nos mandó Yeshúa, quien funge como Kohen Hagadol y nos llamó a ser ministros del Padre Celestial.

Moshé hace conforme a la orden de Eterno. Éxodo 40:17-33

1.Éxodo 40:17-29 

Moshé fue un hombre que nos enseña lo que es ser un siervo fiel y obediente al Eterno, él puso por obra todas las instrucciones que Elohim le dio sin desviarse, y el día señalado erigió la tienda. Observamos que el Creador seleccionó el primer día del año, lo cual marca el inicio del ciclo festivo, este Rosh Jodesh es especial, aunque no está ordenado celebrarlo como una santa convocación. Constituye un recordatorio de estos acontecimientos y es una buena ocasión para agradecerle al Padre por la dicha de ser partícipes del verdadero tabernáculo levantado por Yeshúa, representado en el remanente de Israel, del cual somos parte siendo injertados en ese olivo natural. Este día nos trae a memoria el por qué y para qué hemos sido llamados, pues no debemos poner la mirada en las cosas de este mundo, sino permitir que la voluntad del Eterno se cumpla en nuestras vidas, teniendo total disposición para ser usados cuando nos llame, esto implica dejar apegos, malas conductas, amistades que no edifican y cualquier tipo de levadura que perjudique la relación plena con el Padre.

Hechos 15:15-18

15 Con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: 16 Después de estas cosas volveré, y restauraré el tabernáculo de David, que ha estado caído, Y reconstruiré sus ruinas, y lo reedificaré; 17 Para que el resto de los hombres busquen al Señor, Y todos los gentiles sobre los cuales es invocado mi Nombre, 18 Dice el Señor, que hace conocer estas cosas desde el principio.

1 Corintios 1:2 a la congregación de Elohim, que estáis en Corinto, a los santificados en el Mesías Yeshúa, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Yeshúa, Señor de ellos y nuestro.

2.Éxodo 40: 30-33

Aunque Aharon y sus hijos debían lavarse antes de ir al altar también previamente a entrar en la tienda de reunión tenían la instrucción de lavar sus manos y sus pies, como ya estudiamos manos y pies simbolizan nuestra voluntad y caminar, que deben ser diariamente consagrados, no podemos conformarnos a simplemente ser oidores o tibios espirituales, sino que día tras día nuestras vestiduras deben ser limpiadas a través de ese lavamiento interno con obediencia y sometiendo al viejo hombre a la voluntad del Todopoderoso.

El esplendor del Eterno llena el Mishkán. Éxodo 40:34-35

La nube del Todopoderoso cubrió la tienda de reunión y su majestad la llenó, la plenitud de la presencia divina estaba en aquel lugar, ni siquiera Moshé podía entrar, pues, aunque era un varón justo y apartado, aún estaba en un cuerpo terrenal y la materia no puede soportar tal manifestación por causa del pecado y la caída del hombre, sólo en el Mesías habitó la plenitud del Ruaj, aunque se hizo hombre, su naturaleza era celestial, él provenía del Padre y era perfecto. Yeshúa nos hizo partícipes del Ruaj pero todavía en nosotros no habita toda la Kabod (el esplendor) del Eterno, no la podríamos contener pues somos terrenales físicamente pero si perseveramos en obediencia y santidad hasta su venida, entonces seremos transformados los que vivamos y los que duermen recibirán nuevos cuerpos ya sin mancha y pecado para ser trasladados a la morada celestial, en ese momento sí podremos ser partícipes plenamente de la presencia divina pues el Eterno será la luz que alumbre y llene todo y estaremos siempre con Él.

Colosenses 2:9 Porque en Él vive corporalmente toda la plenitud de la Naturaleza Divina,

1 Corintios 15:50-53 

50 Pero esto digo, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el reino de Elohim; ni la corrupción hereda la incorrupción. 51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados, 52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta (porque sonará la trompeta), y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad. 

Apocalipsis 21:23 Y la ciudad no tiene necesidad del sol ni de la luna para que la iluminen, porque la majestad de Elohim la iluminó, y el Cordero es su lumbrera.

Apocalipsis 22:5 Y ya no habrá noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz de sol, porque el Todopoderoso resplandecerá sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos. 

Yisrael es dirigido por la columna de nube y de fuego. Éxodo 40:36-38

El pueblo era guiado totalmente por el Eterno, no había intervención del hombre, cuando el Padre daba la orden y su nube se alzaba entonces ellos se movían. Y esta es la vida que debemos vivir como discípulos del Mesías, guiados por el espíritu hacia la instrucción y revelación que él dio, y no es de una manera subjetiva y emocional sino una realidad manifestada diariamente en cada decisión que tomemos.

Juan 3:8 El espíritu sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va, así es todo el que ha nacido del Espíritu.

Debemos tener completa disposición para ser dirigidos por el Eterno, no imitando la conducta de las naciones, vamos a ir contra la corriente de este mundo, así como Israel iba alejándose cada vez más de Egipto para acercarse a su promesa.

Conclusión

Este capítulo está lleno de sombras proféticas que anunciaban al Mesías y su papel como aquel que iba a levantar el tabernáculo caído de David, y a través de él se está construyendo esta casa espiritual constituida por todos los creyentes, que guiados por el Ruaj del Eterno viven en obediencia, edificándose unos a otros. Sabemos cuál es nuestro llamado y de antemano somos advertidos de que no va ser fácil, enfrentamos aflicciones, desigualdades, injusticias pues la maldad impera en este mundo, pero todas estas cosas no deben hacer que nuestro amor se enfríe, al contrario, son el impulso necesario para que el carácter de Yeshúa sea formado en nosotros permaneciendo fieles hasta su venida.

Mateo 24:13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 


Apocalipsis 3:12 Al que venza, lo haré columna en el Santuario de mi Poderoso, y nunca más saldrá fuera, y escribiré sobre él el Nombre de mi Poderoso y el nombre de la ciudad de mi Poderoso: la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Poderoso, y mi Nombre nuevo.