Esperar en consagración y avanzar en la señal del padre (Números 7 y 8)

por: Jackeline Jiménez

Números 7: En este capítulo se habla principalmente de  las “ofrendas” que se presentaron cuando Moisés terminó de levantar el tabernáculo, lo ungió y lo santificó junto con todos sus utensilios, y ungió y santificó también el altar y todos sus utensilios” como una manera de inaugurarlo, para comenzar el servicio a través de esas ofrendas que no eran cualquier cosa sino que pasaron a ser consagradas (apartadas) para el servicio al Creador que era llevado a cabo por los Levitas, la única tribu elegida para ello y la única tribu que no trajo ofrendas, debido a que su aportación no era material sino que consistía en servir a través de esas ofrendas (Es como un complemento para poder llevar a cabo el servicio: Unos traían ofrendas y otros las presentaban al Creador).

Lo primero que se presentó como ofrenda fueron los carros, que en ese entonces necesitaban de animales para poder avanzar como: caballos, burros etc… en este caso se describe que eran bueyes, se necesitaban 2 por cada carro, para que fuera una cooperación justa, cada principal de tribu trajo 1 buey  y por cada 2 principales 1 carro resultando 12 bueyes para 6 carros.

Una justa cooperación: No hubo quien aportara más o menos, todos aportaron de igual forma; no así en la repartición de carros a los Levitas según sus familias:

Gersón: 2 carros y 4 bueyes / Coat: 0 carros y 0 bueyes / Merari: 4 carros y 8 bueyes

A través de estos números puede parecer injusto pero en realidad es justo, no es que los números mientan, tiene una explicación  puesto que no fueron repartidos de manera igual, pero si conforme al servicio y cargo que cada levita tenía según la familia a la que perteneciera… es todo un complemento para realizar el servicio, cada familia de levita tenía diferentes cargos que juntos completaban el tabernáculo de reunión, cuando este era trasportado, porque no estaba en un lugar fijo hasta entrar a la tierra prometida.

-Los coatitas: Estaban a cargo de las cosas santas que había dentro del tabernáculo como: el arca, mesa de los panes, candelabro, altares y los utensilios de cada uno de ellos, estos debían ser transportados en sus hombros, razón por la que no se les otorgaron carros.

-Los meraritas: Estaban a cargo de lo más pesado del tabernáculo, el maderaje compuesto por: barras, columnas, basas etc.., por ello les fueron estregados más carros. 

-Los gersonitas: Estaban a cargo de la cubierta del tabernáculo: cortina, velos etc.., si eran necesarios carros pero en menor cantidad de acuerdo a lo que llevaban.

Las siguientes ofrendas que se presentaron fueron:

-Oblación (Minjká): Un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso.

-Holocausto (oláh): Un becerro, un carnero, un cordero de un año 

-Expiación (kjattá) Un macho cabrío

-Paz (shelamim): Dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año

Cada principal de tribu representaba a su respectiva tribu, de esa manera presentaría la ofrenda en el altar a través de los levitas, que era su labor y de esa manera el pueblo podía tener una comunión con el Creador a través de todas y cada una de esas ofrendas que eran una forma de acercase a Él.

A partir de ahí comenzaría la inauguración del altar, todas y cada una de las tribus presentaría su ofrenda siguiendo un orden que vemos desde el principio: Donde los días son contados y no llevan el nombre como los conocemos hoy… eso no es bíblico sino que tiene origen en la antigua cultura romana: Tuvieron la idea de dedicar cada uno de los siete días de la semana a sus siete “dioses visibles” en el cielo: Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. En fin… por último se muestra un inventario de todas las ofrendas que fueron llevadas por cada principal de tribu.

Números 8: En este capítulo se muestra la consagración, comenzando por el candelabro que no era cualquier cosa, sino que al igual que las ofrendas era algo consagrado para el servicio en el tabernáculo de reunión, donde cumplía con una función alumbrar “hacía delante” encenderlo era una tarea para Aharón el gran ministro. Todo ello siendo una representación del Mesías quien funge como candelabro, es la luz de este mundo lleno de tinieblas y por medio de él es que podemos reflejar luz  siguiendo su ejemplo y a través de la palabra que es como una lámpara en nuestro caminar a eso somos llamados (Mateo 5:14-16).

Juan 8:12 Yeshúa les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Colosenses 1:13 Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado.

Los levitas que habían sido elegidos para ministrar en lugar de todo primogénito, también debían consagrarse a el Creador, pasando por todo un proceso que consistía en: Lavarse a ellos mismos y sus vestiduras, rasurarse, imposición de manos por parte del pueblo, ofrenda para expiación y holocaustos para que a través de todo ello ejercieran de manera correcta lo que nos muestra que a pesar de haber sido elegidos para ministrar seguían siendo humanos en una condición caída, también se equivocaban y no eran perfectos sin embargo estaban dispuestos a servir y tenían celo por las cosas santas.

En conclusión aunque actualmente ya no se presenten ofrendas como dentro de sus tiempos se presentaban siendo una manera de acercarse, ahora ya no por ese medio sino en el Mesías que cumple con cada ofrenda, a través de él es que podemos presentarnos delante del Creador:

Romanos 12:1 Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Elohim que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Elohim, que es vuestro culto racional.

Esas ofrendas no eran cualquier cosa sino algo especial que era consagrado… también el sacrificio del Mesías no es cualquier cosa:

Hebreos 10:29 ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merecerá el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Elohim, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?

 A través de todo ello vemos la importancia que tiene lo que es consagrado y que muchas veces sin el conocimiento de las cosas santas como: las festividades, la instrucción o incluso el Mesías son tomados a la ligera sin la importancia y el valor que tienen, la consagración es algo que también debemos buscar, ser santos no es algo inalcanzable como se cree… porque a pesar de nuestra condición podemos esforzamos por ser santos, es decir apartarnos para el Creador, que también consiste en un proceso que no es llevado de forma literal como dentro de sus tiempos lo fue, pero a través de ello podemos ver también como somos consagrados a través del agua, que es la palabra, esta nos limpia no solo a nosotros sino también nuestras acciones, y con la palabra que es como una espada de doble filo también quitamos todo lo que nos cubre (apariencias) de esa manera se da lugar a algo nuevo y  consagrado, finalmente a través del Mesías quien se entregó completamente como un holocausto y para expiación de nuestro pecado es que somos aptos para servir… finalmente agrega instrucciones acerca del servicio de los levitas donde la edad laboral era a partir de los 25-50 años, después de esa edad no laboraban de la misma manera pero seguían aportando de acuerdo a su edad y capacidades (haciendo guardia en el tabernáculo de reunión) era todo un complemento en el servicio que era presentado al Creador… y que a través de ello podemos aprender no solo como jóvenes, pero si principalmente debido  a que es una edad donde la consagración para servir no es algo que se busque sino todo lo contrario se busca vivir la vida deliberadamente… cuando somos llamados a través del Mesías a aportar en ese cuerpo donde él es el principal y esta conformado por demás personas que sin importar la edad aportan de acuerdo a ella, los dones y capacidades que el Padre ha otorgado, no por igual sino variable para servir de acuerdo a lo que nos ha sido dado siendo enfocado a un propósito.