La promesa llegó, es tiempo de regresar al Creador. Parte 1 (Lucas 2)

Por: Thalía Castillo

V1-7 El emperador romano Augusto Cesar emitió un edicto donde se obligaba a los ciudadanos a ir a sus lugares de origen para ser empadronados. El censo romano se llevaba a cabo como una ayuda al reclutamiento militar o la recaudación de impuestos. Aunque los israelitas no estaban obligados a servir en el ejército romano, si tenían que pagar los impuestos. Por esta razón Yosef se vio forzado a recorrer una larga distancia solo para pagar su impuesto y Miriam, su mujer, también tuvo que ir con él a pesar de que estaba muy cerca de su tiempo de dar a luz. Ellos se dirigieron a Betléhem, allí se puso de parto Miriam y tuvo a Yeshúa su hijo primogénito; en algunas traducciones se dice que fue en un pesebre, lo cual se ha malinterpretado llegándose a pensar que el Mesías nació en un establo, pero ubicándonos en el contexto en que se desarrolla la narración, nos damos cuenta de que estaban en épocas de la festividad de Sukot, por eso había mucho movimiento de personas, por ende, el niño nació en una suká o cabaña. Finalmente, el Eterno utilizó esa situación para que su hijo enviado naciera donde había sido profetizado. Miqueas 5:2Pero tú, Betléhem Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, De ti me saldrá el que será Caudillo en Israel, Cuyo origen es desde el principio, desde los días de la eternidad.

V8-20 En aquella región había pastores cuidando sus ovejas en las vigilias de la noche, este dato nos muestra que el Mesías no nació en diciembre, que son épocas de invierno, donde nieva en Israel, pues de ser así los rebaños no estarían fuera pastando, al contrario, era otoño, un tiempo idóneo para realizar esta labor. Allí se les apareció un malaj (ángel) del Eterno que traía noticias de gran gozo, anunciaba que el Mesías prometido había llegado. Así como David, Yeshúa el rey de Israel que existe desde antes de la fundación del mundo nació en aquella ciudad. Los pastores serían testigos fieles del cumplimiento de la promesa; al unísono aparecieron una multitud de huestes celestiales dándole reconocimiento y esplendor al Eterno por sus obras y anunciando el tiempo de reconciliación que se aproximaba por medio de Yeshúa. Rápidamente los pastores decidieron ir a la ciudad a confirmar lo que les había sido dicho y cuando vieron al niño no cesaban de exaltar al Todopoderoso, ellos tuvieron el enorme privilegio de ser los primeros tanto de ver al Mesías como de compartir con otros las maravillas del Creador, era tiempo de que todos regresaran al Eterno, ya él había enviado el medio de redención. La voluntad del Padre desde un principio era habitar en medio de su creación y que el hombre tuviera comunión con Él, pero la desobediencia continúa de la humanidad lo impedía; a pesar de ello el Eterno no dejó de mostrar su consideración, le dio a su pueblo y luego a todas las naciones la oportunidad de dejar la transgresión y ser rescatados de una vana manera de vivir por medio de su hijo, un regalo inmerecido. Imagino que alegría tan grande tendrían esos pastores, el Eterno no se olvidó de su pueblo, y de igual manera nos alegramos hoy cuando vemos el favor que Él ha tenido con nosotros por medio de Yeshúa, hemos sido vivificados, nos ha injertado en su pueblo, nos ha permitido formar parte de su templo conformado por almas que fungen como piedras vivas, también nos ha permitido ser ministros, ser llamados sus hijos y ser coherederos del reino juntamente con el Mesías para obtener la promesa de vida eterna. Todo ello es una enorme bendición que no se iguala a nada de lo que este mundo ofrece. Por eso es muy importante que seamos diligentes en cuidar lo que el Padre nos ha otorgado, sabemos que, aunque ha sido muy grande su favor, esto no queda en la pura gracia como actualmente se predica, es necesario que le obedezcamos siendo hacedores de su palabra (la Tórah), apartándonos de toda asimilación y esforzándonos en ser siervos fieles, que tienen como prioridad al Eterno y enfocan su atención en las cosas de arriba y no en las vanidades de este mundo. Yeshúa y los emisarios siempre nos exhortaron a estar atentos y preparándonos. Muchos eligen la puerta ancha porque es el camino fácil que agrada a la carne, pero finalmente lleva a la perdición, solo aquellos que quieren recibir el galardón de la vida entran por la puerta estrecha, eligen negarse a sí mismos y a pesar de las pruebas continúan perseverando.

Hebreos 12:12-15Por tanto, fortaleced las manos debilitadas y las rodillas paralizadas, 13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que no se disloque lo cojo, sino más bien que sea sanado.14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor; 15 vigilando que ninguno quede privado de la gracia de Elohim, no sea que, brotando alguna raíz de amargura, os perturbe, y por ella muchos sean contaminados;

No hay un mejor camino que dedicar nuestras vidas al servicio de nuestro Creador, nada es comparable a la plenitud que Él nos ofrece.

Un dato interesante es que esta revelación se les dio a pastores y no a los ministros, ni a los fariseos, precisamente porque el sistema religioso de la época estaba leudado de falsas doctrinas, hipocresía y materialismo; el Eterno escogió a personas humildes que tenían un corazón dispuesto a servir y que esperaban de forma sincera y sin ambiciones la llegada del Mesías. Coincidentemente Yeshúa también sería pastor, una profesión que refleja el amor al prójimo, ese deseo de servir y ayudar a los más débiles.

Juan10:11-15 Yo soy el buen pastor: el buen pastor su vida pone por las ovejas. 12 El asalariado y que no es pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa; 13 porque es asalariado y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor, y conozco las mías, y las mías me conocen, 15 así como el Padre me conoce y Yo conozco al Padre, y pongo mi vida por las ovejas.

V21-38 Al octavo día el niño fue circuncidado, cumpliendo con lo que dice la Tórah en Levítico 12:1-3 El Señor le ordenó a Moisés 2 que les dijera a los israelitas:  “Cuando una mujer conciba y dé a luz un niño, quedará *impura durante siete días, como lo es en el tiempo de su menstruación. 3 Al octavo día, el niño será circuncidado. Luego le pusieron por nombre Yeshúa, tal y como el malaj (ángel) había dicho. Más tarde cuando pasaron los días de purificación de Miriam (40) como está ordenado en la instrucción, fueron al templo para presentar a Yeshúa, para realizar lo que se conoce como el rescate de los primogénitos, ofrecieron por ello un par de palominos. Allí en Jerusalén había un hombre justo  y temeroso llamado Shimeon y él esperaba el cumplimiento de la mesorah, todas las promesas y profecías dadas a los patriarcas y profetas acerca del Mesías; el Eterno le había revelado por medio del Aliento Santo que él no moriría hasta que viera a su Ungido y así fue, movido por el Ruaj se dirigió al templo y vio a Yeshúa, lo tomó en brazos y bendijo al Eterno por permitirle ver la salvación enviada para Israel y la luz de revelación para el resto de las naciones. Yosef y Miriam estaban maravillados y Shimeon les habló acerca de la labor de Yeshúa, él sería puesto para caída pues muchas de las falsas enseñanzas y malas interpretaciones dadas por las diferentes sectas serían derribadas por él, pero a la misma vez levantaría a muchos de los que estaban perdidos y en tinieblas enseñándoles la correcta interpretación de la Tórah para que pudieran vivir en ella, siendo servidores en ruaj y en verdad, a pesar de que muchos se opondrían hasta llegar al punto de matarlo, pero el Eterno traería la revelación a muchos corazones. Hechos 4:11-12 Éste es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza de ángulo. 12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

También estaba allí Hannah, quien era profetiza, una mujer que enviudó muy joven y nunca se volvió a casar, decidió entregarse completamente a servir al Eterno, pasó la mayor parte de su vida en el templo (Bet Hamikdash), allí oraba, ayunaba y le daba exaltación al Todopoderoso, en espera del cumplimiento de la promesa acerca del redentor que sería enviado, cuando ella lo vio no cesaba de agradecer al Eterno y de testificar a todos la buena nueva, el salvador tan esperado estaba entre ellos, ya se estaban cumplimiento las promesas de Elohim para Israel, era el momento preciso para que el pueblo enderezara su camino y regresara al Creador.

V39-52 Regresaron a Galilea, específicamente a la ciudad de Nazaret donde creció Yeshúa, se fortalecía y se llenaba de sabiduría. A pesar de que él era el mesías y no fue engendrado según la carne, vino a este mundo en condición de hombre y experimentó todo lo propio de la naturaleza humana, solo que él venció a la carne y resucitó para darnos ejemplo de cómo vivir y la esperanza de redención. Por ello cuando se menciona que se llenaba de entendimiento, nos muestra el excelente papel que fungieron sus padres terrenales, sobre todo Miriam que se encargó de instruirle correctamente y darle muy buen ejemplo de temor y obediencia al Eterno.

Cada año la familia iba a Jerusalén a celebrar Pésaj, pero a los 12 años los niños presentaban su ofrenda de forma autónoma, es decir por voluntad propia, conforme a la costumbre y así lo hizo Yeshúa, pero cuando llegó el momento de regresar él decidió quedarse sin que sus padres lo supiesen y no se percataron hasta pasado un día, pues pensaban que estaba entre la multitud, quizás en la caravana de los niños, pero no lo hallaron y decidieron volver al Jerusalén y al cabo de tres días lo encontraron en el templo, en medio de los doctores de la Tórah, oyéndoles y preguntándoles, los cuales se maravillaban a escucharle por su inteligencia y la profundidad de sus respuestas. Cuando Miriam lo vio, le preguntó por qué se había quedado, pero él le respondió: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario queesté en las cosas de mi Padre? Aunque ellos no entendieron sus palabras, su madre siempre guardaba esas cosas en su corazón y las meditaba, ella conocía el plan del Eterno y el propósito especial que cumpliría con su hijo; nos damos cuenta de que Yeshúa a su corta edad ya tenía autoconciencia, él sabía que era el hijo del Todopoderoso y también conocía el propósito por el cual fue enviado. A pesar de ello no se rebeló contra sus padres, al contrario, se sujetó a ellos hasta la edad adulta, recibiendo sus instrucciones, consejos y todo lo que un niño necesita para ser educado, por eso se dice que:Yeshúa crecía en sabiduría y en estatura, y en favor para con Elohim y los hombres.