Los primeros en el reino creen y sirven como piedras vivas (Marcos 9)
Por: Thalía Castillo
Marcos 9
Esta reflexión está basada en la que previamente había realizado para el estudio de Mateo 17 y 18.
La transfiguración de Yeshúa
V 1-13 El Mesías le dice a sus discípulos que algunos no gustarían la muerte hasta que vieran el reino de Elohim venido con poder; sabemos que su reino se estableció en la tierra en las vidas de aquellos que creyeron en él y que fue confirmado con su muerte y resurrección. Yeshúa se estaba refiriendo a que lo verían tal y como es, con su naturaleza celestial antes de que fuera entregado, y así ocurrió, se transfiguró delante de Kefa (Pedro), Yaacov (Jacobo) y Yohanán (Juan), mostrándose como Ben (hijo) Elohim, ellos fueron a los que se refirió cuando dijo que no morirían antes de verlo.
El rostro del Mesías resplandeció como el sol y sus vestiduras se hicieron blancas, una muestra evidente de la majestad y el esplendor que posee en el reino del Padre; el profeta Daniel vio lo mismo en su visión. Era un ambiente espiritual y superior a esta dimensión, también se hicieron presentes Elías y Moisés, dos hombres que caminaron de forma íntegra delante del Eterno, tal es así que el primero no vio muerte y el segundo el Eterno mismo lo enterró. Kefa en medio de lo que estaba presenciando, dijo que haría unas enramadas para ellos, quizás haciendo alusión a la festividad de Sukot y a que el Padre vendría y habitaría entre los hombres. Seguidamente el Eterno les habló desde una nube de luz confirmando que Yeshúa es su hijo amado y que a él lo debían oír. Es una muestra de que el Mesías era aquel profeta del cual escribió Moshé en la Tórah, había llegado el tiempo y el reino de los cielos se acercó, así como hasta hoy seguimos teniendo el mismo llamado del Padre, debemos escuchar a su hijo, él es el único que nos reconcilia con nuestro Creador y acerca su reino a nuestras vidas para que vivamos en su voluntad.
2Pedro 1:16-18 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Adón Yeshúa siguiendo fábulas artificiosas, sino como testigos oculares de su majestad. 17 Porque cuando recibió de Elohim Padre honor y majestad, le fue dirigida del majestuoso esplendor esta voz: Éste es mi Hijo, mi Amado, en quien tengo complacencia.18 Y nosotros escuchamos esa voz dirigida desde el cielo, estando con Él en el monte santo.
Cuando descendieron de aquel lugar Yeshúa les dijo a sus discípulos que no contaran lo que habían presenciado hasta que él no resucitara, todo sería conocido a su debido tiempo. Los discípulos le preguntaron acerca de lo que los escribas habían dicho, de que era necesario que Elías viniera antes del Mesías. Yeshúa les contesta que en efecto Elías vendría antes, pero que ya había venido, ese era Yohanán el de la Tevilá (Juan el Bautista) aquel que tenía el espíritu de Elías, pero que no le conocieron, ni le quisieron, sino que por la dureza de sus corazones lo mataron, aunque esto no le impidió cumplir con su labor, él preparó el camino delante de Yeshúa. El Mesías les anuncia a ellos que él también padecería el mismo rechazo e incredulidad de parte del pueblo, pero a él tampoco le fue un impedimento para llevar a cabo su tarea y acercar el reino a las vidas de aquellos humildes que le creyeron y obedecieron de todo corazón.
V14-29 Le trajeron un muchacho lunático a Yeshúa que tenía un demonio que los discípulos no habían podido expulsar, el Mesías acusa a sus alumnos de ser una generación incrédula, aunque estos varones le seguían y estaban con él escuchando sus enseñanzas aún les faltaba fe, confiar completamente en el Eterno y en la autoridad que habían recibido por medio de su hijo, quizás no se sentían capaces y dudaban, por eso el Mesías los exhorta a tener una emunáh plena, él sanó al muchacho rápidamente demostrando con su propio ejemplo lo que es tener completa certeza, confianza y seguridad en el Padre. Como creyentes tenemos la misma instrucción, no podemos dudar del Eterno, ni de la unción que nos ha dado para cumplir su voluntad y para ayudar a nuestro prójimo, sabiendo que no depende de nuestras fuerzas ni de nuestras capacidades sino solo de Él.
Se comenta que el versículo 29 pudo ser añadido, no obstante, la oración y el ayuno son prácticas que nos ayudan a fortalecer nuestra emunáh y acercarnos más al Padre.
V 30-32 Yeshúa les comenta lo que tendría que padecer cuando fuera entregado a muerte, pero también les dice que resucitaría al tercer día, la señal de que su obra había sido grata delante del Eterno. Aunque ellos aún no entendían estas palabras.
V 33-37 Los discípulos de Yeshúa tenían esta inquietud sobre cuál de ellos sería el mayor, nos podemos dar cuenta de que ellos aún no habían comprendido del todo qué era el reino, parece que conservaban la creencia tradicional de que el reino del Mesías sería un reinado terrenal como el de David y por eso deseaban tener un puesto prominente. Pero la respuesta de Yeshúa va directamente a contrarrestar esa parte de nuestra naturaleza humana que busca el reconocimiento, elevarse por encima de otros, es decir el ego. Él nos enseña que la vida de un creyente que quiere vivir en su reino es totalmente opuesta a lo que el mundo persigue, vemos que en el mundo se estimula la competencia, luchar por conseguir los primeros lugares sin importar a quien se afecte, es decir alcanzar el llamado “éxito”, llegar a la cúspide de la pirámide de Maslow. Pero el camino de los discípulos del Mesías es otro, nosotros somos llamados a ser servidores, esos que, en vez de buscar recibir la exaltación de los hombres se dan a sí mismos como sacrificio vivo al Padre, el mayor en el reino es el que se humilla, el que se niega para servir pues su prioridad es ser conocido y aprobado por su Creador. El Mesías nos dio el mejor ejemplo, pues a pesar de ser el primero, se hizo siervo de todos, se humilló y se negó a sí mismo con tal de cumplir la voluntad del Eterno. Filipenses 2:8- 11 y hallándose en la condición de hombre, se humilló a Sí mismo al hacerse obediente hasta la muerte, y muerte de madero. 9 Por lo cual Elohim también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio el Nombre que es sobre todo nombre; 10 para que en el nombre de Yeshúa se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, 11 y toda lengua confiese que Yeshúa es el Adón para exaltación de Elohim Padre.
Y es precisamente esto lo que él quería que comprendieran sus discípulos, que ya no vivimos para agradarnos a nosotros mismos y alimentar nuestra carne, sino para obedecer al Padre, para edificar el cuerpo del Mesías como piedras vivas que ayudan a otros llevando a la práctica todo lo que él enseñó, siendo ejemplos de obediencia, de integridad, de amor al prójimo. Y sobre todo haciéndolo con humildad, no hay lugar para la soberbia, como dijo el Mesías, el que se enaltece será humillado, debemos ser como niños, ser sencillos, humildes, transparentes, los niños creen plenamente sin dudar, y se entregan completamente a lo que creen, siempre están dispuestos aprender para crecer. Imitemos estas características que son las que el Eterno aprueba; cuando recibimos sus palabras con esta actitud y las cumplimos podemos vivir en su reino y ser considerados hijos.
V 38-41 Nadie que haga milagros en el nombre de Yeshúa puede luego habla mal de él, y también aquel que hace milagros en su nombre debe obedecer pues sino sería una contradicción. Yeshúa también les enseña a sus discípulos la importancia de la piedad y la ayuda al prójimo.
V 42-50 Yeshúa advierte sobre el juicio severo que sufrirán aquellos que hacen tropezar a los creyentes y ¿quiénes son aquellos que son piedra de tropiezo?
Son los que usan la autoridad del Mesías y su nombre para hacer caer y tropezar a los creyentes, que tuercen las palabras de Yeshúa, ya sea añadiendo o quitando a ella y que lo hacen con conocimiento, para lograr beneficios para sí mismos. Los emisarios también lo advirtieron Hechos 20:29-31. 29 Yo sé que después de mi partida, entrarán entre vosotros lobos feroces que no perdonan al rebaño, 30 y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablan perversidades, para arrastrar a los discípulos tras sí. 31 Por tanto, velad, recordando que, por tres años, noche y día, no cesé de amonestar con lágrimas a cada uno.
Está claro que estás personas recibirán el juicio del Eterno por su maldad y mentira, pero como dijo Shaul es muy importante estar velando porque usan de astucia para engañar y descontextualizar la escritura y como también mencionó el Mesías esos son los hacedores de maldad que, aunque lo llaman Señor, son rebeldes y desobedecen la Tórah, por ello no heredarán el reino de los cielos.
Esta enseñanza nos hace reflexionar en la gran responsabilidad que tenemos todos los que compartimos la palabra, ya sea de esta forma o en nuestro entorno a los que nos rodean, es nuestra obligación hablar con la verdad, sin torcer la escritura, examinando nuestras palabras y nuestras acciones para que estén totalmente de acuerdo a la voluntad del Eterno y de esta forma ser piedras vivas que edifiquen las vidas de otros y no los hagan caer.
Aquí el Mesías nos deja una advertencia, todo lo que hay en nuestra vida que nos haga a desobedecer al Eterno, tenemos que cortarlo radicalmente, huyamos del pecado como dice en: 2 Timoteo 2:22- Huye de las pasiones juveniles, sigue en pos de la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón puro invocan al Señor.
Ante los ojos del Eterno todos sus hijos son valiosos, nadie debe ser menospreciado, Él cuida de cada alma que lo busca de todo corazón y conoce la necesidad de cada una, nos guía a toda verdad y muestra el camino en que debemos andar, pues no es su voluntad que ninguno perezca, sino que regresen a Él. Yeshúa es ese buen pastor que el Padre envió a su pueblo para que la luz resplandeciera en sus vidas y no se perdieran en medio de la confusión de falsas enseñanzas y dogmas de los fariseos, saduceos y demás sectas. Por ello debemos seguir su ejemplo siendo como la sal, limpiando, purificando y sazonando las vidas de los que nos rodean con nuestras buenas obras.