Una promesa eterna solo para valientes y obedientes (Números13 y 14)
por: Thalía Castillo
Números 13
Números 13:1 Y habló YHVH a Moisés, diciendo:
Números 13:2 Envía para ti hombres que exploren la tierra de Canaán, la cual doy a los hijos de Israel. Enviaréis un varón por cada tribu de sus padres, cada cual príncipe entre ellos.
Aunque vemos que el versículo da a entender que el Eterno es quien le dice a Moshé, envía para ti hombres, en Deuteronomio 1:22-24 dice lo siguiente: 22 Pero todos vosotros os acercasteis a mí, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros para que exploren la tierra, y nos informen acerca del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades en que hemos de entrar. 23 Y me pareció acertado el consejo, por lo cual tomé doce varones de entre vosotros, un varón por cada tribu, 24 los cuales partieron, y subiendo a la montaña llegaron hasta el arroyo de Escol, y exploraron el país.
Si leemos el capítulo 1 completo, nos podemos percatar de que el Eterno les dice que suban directamente a tomar la tierra, pero son los príncipes israelitas quienes piden ir a inspeccionar el lugar antes de entrar y cuando Moshé se lo dice al Padre, Él lo autoriza, por lo que entendemos que no es el Eterno quien lo ordena, pero si lo permite. Lo cual nos enseña la importancia de que nuestras decisiones vayan de acuerdo a la voluntad del Padre, pues aunque tenemos libre albedrío y Él nos permite hacer ciertas cosas, siempre debemos pedirle sabiduría, pues una decisión guiada por las emociones y sin discernimiento, puede acarrear pésimas consecuencias, como les sucedió a los israelitas
Por otra parte se muestra que el pueblo tenía incertidumbre y temor, no estaban plenamente confiados en el Creador, por eso querían percatarse e inspeccionar si realmente lo que Él había prometido era cierto, y luego vemos cómo se deprimen y se quejan cuando ven a los habitantes de aquel lugar. Solo Josué y Caleb se mantuvieron firmes y confiados, pues entendían que el triunfo no dependía de sus fuerzas terrenales sino de lo que Elohim haría por medio de ellos, por eso animaban al resto a no dudar sino a proseguir y conquistar la promesa, una tierra extremadamente buena, fértil y fructífera.
En nuestra vida se presentan situaciones difíciles donde nuestra fe es probada, y lo ocurrido con el pueblo de Israel nos enseña que debemos perseverar en la fe, sin dudas y sin quejas, estando plenamente confiados de que el Padre tiene el control de todas las situaciones, no estamos solos, tenemos al Eterno, por tanto podemos estar seguros de que sus planes son mejores y que para aquellos que le aman todo ayuda a bien. No seamos vencidos por el desánimo o por el temor, seamos imitadores de aquellos que por su confianza y fidelidad al Eterno, heredaron la promesa.
Números 14
Números 14:1 Entonces toda la asamblea levantó la voz y clamó, y el pueblo se pasó llorando aquella noche.
Números 14:2 Y todos los hijos de Israel murmuraron contra Moisés y Aarón, y toda la asamblea les dijo: ¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto!, ¡Ojalá muriéramos en este desierto!
El pueblo murmuró contra el Eterno y menospreciaron la promesa que Él les otorgaría, su incredulidad y temor los paralizó incluso antes de entrar a la tierra. Los verdaderos enemigos que los dejaron postrados en el desierto no fueron los físicos sino los que estaban dentro de ellos. Como creyentes debemos llenar nuestra mente y corazón de la palabra del Creador, para que en los momentos de prueba, nuestra actitud sea la confianza, la firmeza y la obediencia.
Moshé nuevamente intercede por el pueblo, le suplica al Eterno que no los destruya, no porque ellos fueran merecedores, sino para que el Nombre del Todopoderoso no fuera blasfemado entre las naciones que los rodeaban. Moshé estaba interesado en que el Creador fuera reconocido y que por medio del cumplimiento de la promesa que le hizo a Israel, su Nombre fuera exaltado. Él es una sombra del Mesías como intercesor.
Números 14:20 -23
El Padre una vez más los perdonó y no les quitó la vida, pero no quedaron sin castigo, (como Moshé dijo, el Eterno perdona, pero no da por inocente al culpable). Un aspecto importante de estos versículos es que Elohim les dice que lo han tentado ya 10 veces, se las contó una por una, lo que demuestra que el Todopoderoso no puede ser burlado, Él sabe todas las cosas y aunque su misericordia es inmensa, no se puede abusar de esto, sabemos que ningún ser humano es infalible, todos cometemos errores, pero no es posible estar cayendo una y otra vez en lo mismo y poner como pretexto la bondad y misericordia del Padre, pues el que peca deliberadamente ya no tiene más remisión por los pecados, no se estaría valorando la entrega de Yeshúa, que fue precisamente para que fuéramos reconciliados y ser libres de la esclavitud del pecado y alcanzar la promesa eterna.
Esa generación perdió la oportunidad de entrar en la tierra prometida, por dejarse dominar por sus emociones, fueron vencidos por la incredulidad y el temor, ellos no se creían capaces de conquistar la tierra, como se suele decir, se rindieron antes de tiempo. El ejemplo de ellos me hace reflexionar y hacerme la pregunta de ¿cómo habría reaccionado yo ante esa situación? Pues es normal como humanos sentir temor, y sobre todo cuando otras personas te desalientan, así como lo estaban haciendo los 10 espías, y quizás en estando en sus mismas circunstancias hubiese actuado igual, pero ahora teniendo el Ruaj del Eterno, conociendo su instrucción, y las promesas que tenemos por medio de su hijo, no puede ser esta nuestra respuesta, no podemos permitir que nuestras emociones nos dominen, nuestra confianza en el Padre no debe depender de las circunstancias, aunque los gigantes de este mundo sean muchos, ya sea enfermedades, carencias, materialismo, asimilación, decepciones etc, nuestra mirada no puede estar enfocada en los problemas, sino en el Creador, pues así como ellos no estamos solos y este es el punto que cambia todo, la fe, tener certeza, seguridad y confianza en el Eterno. Los enemigos de los israelitas eran reales, así como lo son hoy en día, pero la fuerza para triunfar se las daría el Eterno, pues Él pelearía con ellos, sólo tenían que creerlo y ser obedientes. Y exactamente lo mismo debemos hacer los creyentes tener confianza en el Padre y en su hijo y ser obedientes a su instrucción.
Números 14:24-25
Caleb y Josué tuvieron otro espíritu, fueron íntegros, no se dejaron amedrentar, confiaron en el Creador y Él los consideró, permitiéndoles a ellos y a sus descendientes tomar la tierra, ellos fueron ese pequeño remanente que se mantuvo fiel y no sólo eso sino que alentaron al pueblo a perseverar.
Estos hombres realmente estaban comprometidos con el Eterno, ellos entendían que la libertad que habían recibido y la promesa que tenían no consistía solamente en recibir bendiciones, aunque el Padre les prometió el triunfo ellos tendrían que pelear la batalla, pero sabían que contaban con el Todopoderoso. Así nosotros hemos sido libertados por medio de Yeshúa y tenemos la promesa celestial, pero para alcanzarla tenemos que peregrinar y pasar por aflicciones, el Mesías lo dijo en el mundo tendréis aflicción pero confiad yo he venido al mundo. Por tanto debemos ser firmes y constantes así como lo fueron Josué y Caleb, entendiendo que servir al Padre implica tener beneficios como la paz, el gozo, la seguridad pero también implica tener obligaciones como ser obedientes, vivir una vida consagrada a Él, negarnos a nosotros mismos, venciendo a nuestro ego, pues la puerta es estrecha y angosto el camino que lleva a la vida.
Números 14:26-34
Las quejas y murmuraciones de los hijos de Israel airaron al Creador hasta tal punto que determinó que ninguno de aquella generación de 20 años para arriba entraría en la tierra, tal como ellos dijeron que preferían morir en el desierto así mismo les acontecería y cargarían 40 años con sus iniquidades, de quizás unos meses que les faltaría para conquistar la tierra, a 40 años, es impresionante como las quejas y la falta de fe pueden retrasar el cumplimiento de la promesa.
Heb 3:7-13 Por lo cual, así como dice el Espíritu Santo: Hoy, si oís su voz,
Heb 3:8 No endurezcáis vuestros corazones Como en la rebelión, en el día de la tentación, en el desierto,
Heb 3:9 Donde me tentaron vuestros padres, Poniéndome a prueba, aunque vieron mis obras cuarenta años.
Heb 3:10 Por lo cual, estuve airado con aquella generación, Y dije: Siempre se extravían en su corazón, Y no han conocido mis caminos.
Heb 3:11 Por tanto juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.
Heb 3:12 Mirad pues hermanos, no sea que acaso haya en alguno de vosotros un corazón malo de incredulidad como para apartarse del Elohim vivo.
Heb 3:13 Antes bien, exhortaos los unos a los otros cada día, en tanto se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
Esto nos demuestra la importancia de confiar plenamente en el Eterno, no endurecernos, ni quejarnos ante las adversidades, que ni la incredulidad ni la amargura nos hagan perder nuestra gran promesa, no hay nada es más importante que eso. El mundo pasa y sus deseos también pero el que hace la voluntad del Padre permanece para siempre.
Números 14:35-38
Los hombres que incitaron al pueblo a murmurar y desconfiar del Eterno fueron cortados en ese mismo momento, su iniquidad no quedó sin castigo, y muchos podrían decir, pero que malo o que poco compasivo, pero esto demuestra que, Elohim considera nuestras obras y muchas veces tiene que cortar el mal de raíz para que el resto no sea contaminado. Y esto me recordaba a lo que dijo de Yeshúa, Mat 18:6 Pero cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de asno, y lo hundieran en lo profundo del mar.
Mat 18:7-9 ¡Ay del mundo por las piedras de tropiezo! Porque es inevitable que vengan las piedras de tropiezo, pero ¡ay del hombre por quien viene la piedra de tropiezo!
Mat 18:8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti. Más te vale entrar en la vida manco o cojo, que teniendo dos manos o dos pies, ser echado en el fuego eterno.
Mat 18:9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti. Más te vale entrar tuerto en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el fuego del infierno.
Que seamos siempre piedras vivas como Josué y Caleb que obedecen, alientan, exhortan e inspiran a otros a confiar y servir al Creador con sus vidas, que podamos ser luz dando buen testimonio para no ser cortados como aquellos 10.
Números 14:39-45
Cuando escucharon las palabras de Moshé, se afligieron y decidieron ir a conquistar la tierra, ¿acaso tenían que esperar que llegara ese momento para reaccionar?, era mejor obedecer desde el principio, y muchas veces como humanos esta es la actitud que asumimos, cuando nos sentimos en peligro o amenazados entonces es que queremos buscar al Creador. Lo sucedido con ellos es un gran ejemplo para nosotros, nos enseña a no perder el tiempo, si conocemos las instrucciones del Padre, y la promesa que tenemos, no dejemos para mañana el servicio, perseveremos pues este es el tiempo.
Dice que se obstinaron en subir, por más que Moshé les dijo que no, y así lo hicieron, no se detuvieron a pensar en que el arca del pacto no iría con ellos, y sin la presencia divina no podrían vencer. Nuevamente fueron rebeldes y sufrieron las consecuencias. Como dice la escritura si el Eterno no edifica la casa en vano trabajan los edificadores. Y Moshé estaba bien entendido de esto, de que la conquista no era por sus propias fuerzas, sino que sería por mano del Eterno, no era solo una lucha física sino también espiritual, sobre todas aquellas naciones estaban los caídos, rigiendo las vidas de esas personas. Solo el Creador podía darles el triunfo.
En fin todo esto nos enseña a cumplir con lo que manda el Eterno cuando y como Él lo ordena y a no intentar hacerlo a nuestra manera. Por tanto seamos obedientes y dejémonos guiar por el Ruaj del Eterno, con humildad, pues no podemos conquistar la tierra prometida por nuestras propias fuerzas, solo con ayuda del Creador por medio de su hijo.